Un año después de haber padecido persecución una octava vez, Jatya de 90 años está preparado para padecerla de nuevo. Jatya comparte con entusiasmo la evidencia de su fiel evangelismo con los visitantes. El frágil y al mismo tiempo enérgico anciano vive en el sur de la India en una aldea densamente poblada con informantes pagados por la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). La RSS, una organización nacional de voluntarios con más de 5 millones de miembros intimida e incluso obliga a los cristianos para hacerlos volver a sus «raíces hindúes» nacionales. Una de las posesiones más apreciadas de Jatya es un paquete color manila lleno de fotografías y artículos de periódicos que relatan las 8 veces en que ha sido golpeado por compartir el evangelio en su aldea. Todo comenzó en 1992 cuando Jatya se rehusó a firmar un documento para comprometerse a dejar de evangelizar. Los agentes de policía respondieron a la terquedad de Jatya rompiéndole todos los dedos. Tres años más tarde, los radicales hindúes lo golpearon y lo arrastraron a la estación de policía donde pasó una semana en la cárcel. Y las cicatrices en el brazo izquierdo y la mano de Jatya son recordatorios constantes de
Leer másApenas 10 días después de que Narendra Modi se convirtiera en el primer ministro de la India, Pratik y su familia fueron atacados por los nacionalistas hindúes. Para llegar a la casa de Pratik se requiere recorrer un estrecho camino de tierra lleno de baches a través de un bosque de árboles de café iluminados por el sol. El camino que serpentea a través de la plantación de café de 10 acres, de repente da un brusco giro a la derecha antes de bajar por una colina empinada. Al pie de la colina, lejos de todos los demás, se encuentra la pequeña casa de su familia. En otra parte del mundo, la casa podría sentirse como un escondite tranquilo. Sin embargo, en el sur de la India, Pratik y su familia se sienten atrapados. Se han sentido así desde el 4 de junio de 2014 cuando unos 30 miembros de la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) irrumpieron en su casa, obligaron a Pratik, a su esposa, Dharmi, y a la mayor de sus dos hijas adolescentes a subirse en unas SUV para llevarlos al templo hindú más cercano para ser «reconvertidos» al hinduismo. Su hija menor logró escapar de los nacionalistas
Leer másEn una pequeña oficina con poca luz en un país de Medio Oriente, Khaled está sentado en silencio en un sofá con las manos cruzadas en su regazo y recorre la habitación con la mirada. Aquí es donde compartirá los recuerdos más oscuros de la vida de su familia como cristianos en Yemen, un país del cual él y sus cuatro hijos huyeron después del martirio mudo de su esposa, Samira. Está sorprendentemente tranquilo mientras se prepara para compartir los detalles de su viaje para dejar el islam y los innumerables incidentes de persecución que sufrió su familia como resultado. Sabe que hay un propósito para el dolor que él y sus hijos todavía sienten hoy. «Cuando pienso en nuestra historia, en lo único que puedo pensar es que Dios nos está preparando para algo más grande […] para servirle —dice Khaled sonriendo—. Es en capa tras capa de persecución que Él nos cambia para ser como Él». UN ESTUDIANTE DEL ISLAM La historia de persecución de Khaled comienza donde terminó su fe en el islam. La mañana del 11 de septiembre de 2001, Khaled dirigió el llamado a la oración en su mezquita en Yemen. Las dudas sobre el
Leer másTanto Anam como Rania han sufrido mucho debido a su fe cristiana, pero su trabajo entre los cristianos perseguidos ha traído una sanidad inesperada del odio profundamente arraigado. Como parte de la minoría cristiana de Pakistán, Anam experimentó persecución y acoso a lo largo de su vida. Y durante gran parte de ese tiempo tuvo un odio comprensible contra sus perseguidores. «Comencé a odiar a los musulmanes después de la muerte de mi tío», dijo. Anam admiraba a su tío «Naimat», un maestro de escuela inteligente que siempre la había alentado en sus estudios. Compartían amor por la poesía, y Anam esperaba ser como él cuando creciera. Naimat, el único maestro cristiano de su escuela, trataba de defender los mejores intereses de sus estudiantes. Cuando sus colegas musulmanes enviaban a los estudiantes a hacer mandados personales, Naimat intervenía y les decía a los estudiantes que usaran su tiempo sabiamente en sus estudios. Después de que finalmente fue ascendido al puesto de director de la escuela debido a su trabajo ejemplar, los colegas de Naimat se pusieron profundamente celosos. Lo odiaban tanto, de hecho, que contrataron a un sicario para matarlo, y le dijeron al asesino que Naimat había blasfemado contra
Leer másMientras Rebekah estaba parada en una colina a las afueras de su aldea nigeriana un día caluroso de 2014, no pudo hacer nada más que ver cómo su casa y su iglesia se quemaban hasta los cimientos. Ella y sus vecinos quedaron devastados al ver su aldea en llamas e impotentes para defenderse de los militantes de Boko Haram fuertemente armados que habían causado la destrucción. Pero para Rebekah eso no fue lo peor; más tarde se enteró de que su esposo y uno de sus hijos habían muerto en el ataque. Siete meses después de que la vida de Rebekah fuera tan radicalmente alterada por el ataque islamista, fuerzas militares nigerianas expulsaron a Boko Haram de la región. Aunque la destrucción fue generalizada, las autoridades gubernamentales permitieron que Rebekah y los otros aldeanos regresaran a los restos carbonizados de sus hogares para reclamar lo que quedaba. Mientras revisaba con cuidado entre las cenizas, el corazón de Rebekah se llenó de esperanza al descubrir su quemada, pero aún utilizable, Biblia. Se inclinó, la recogió cuidadosamente y le sacudió las cenizas. «Gracias, Señor», suspiró. Aunque partes de Génesis y Apocalipsis estaban quemadas, el resto de su Biblia sobrevivió intacta. Mientras continuaba
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