La Biblia era pequeña y apenas se mantenía unida, pero transmitió la Palabra de Dios con eficacia a través de la predicación de Abram Yac Deng. Con un entrenamiento mínimo, pastoreaba con fidelidad a su gran congregación cerca de Turalei, provincia de Bahr El Ghazal en Sudán. Enseñaba a la iglesia de cuatrocientos sudaneses con la única Biblia de toda la congregación. Aunque muchas de las personas eran analfabetas, el deseo de Deng era dar clases de alfabetización para hombres, mujeres y niños. Cuando un ministerio cristiano trajo cientos de Biblias, Deng estaba encantado de que cada miembro de su congregación tuviera acceso a las Escrituras. Cuatro días después de recibir las Biblias, unos atacantes islámicos radicales invadieron el pueblo. A Deng le dispararon en la cabeza a quemarropa, y murió instantáneamente. La iglesia fue incendiada y mucha gente huyó justo a tiempo. Casi cien aldeanos fueron asesinados ese día, y muchas personas fueron secuestradas y tomadas como esclavas. Las Biblias recién entregadas que les trajeron esperanza y alegría fueron destruidas en el fuego. Uno de los versículos favoritos de Deng era Romanos 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». Hoy, él está cosechando ese regalo gratuito en
Leer másJames Pino y su esposa, Rocío, ya se habían acostado cuando escucharon un golpe inesperado en la puerta principal. Cuando Pino abrió la puerta fue recibido por dos hombres que pedían ayuda con su motocicleta. Salió a ayudar mientras uno de los hombres se quedó junto a la puerta, donde Rocío se quedó mirando a su marido. —¿Te llamas María? —le preguntó el hombre. —No, soy Rocío Pino —respondió. De repente, tres disparos rompieron la quietud de la noche, y cuando Pino se volvió, vio a su mujer caer al suelo. A continuación, los agresores se subieron a su motocicleta y huyeron a toda velocidad. Como vivían en una de las «zonas rojas» de Colombia, áreas controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ningún servicio de emergencia quiso responder. El camino a su pueblo estaba fuertemente minado y vigilado por guerrilleros armados de las FARC, por lo que Pino y sus hijas tuvieron que ver morir a Rocío en la puerta de su casa. Rocío era conocida por compartir el evangelio con todos los que conocía, especialmente con los guerrilleros. «Todos los que vengan aquí oirán hablar de Cristo», había dicho. Pino se enteró más tarde de que
Leer másEl día comenzó como cualquier otro día escolar para la maestra Christianah Oluwatoyin Olusase. No había nada que sugiriera que pudiera suceder algo fuera de lo común, aunque como maestra cristiana en el norte predominantemente musulmán de Nigeria con toda seguridad entendía el riesgo que corría su vida a diario. Sin embargo, Olusase se tomó en serio su trabajo y era abierta con respecto a su fe. No era un secreto que fuera cristiana, y esto fue lo que al final la llevó a su muerte. Era hora de un examen de Conocimiento Religioso Islámico en la Escuela Secundaria Government Day en Gombe, Nigeria, donde Olusase enseñaba. Como era su costumbre durante cualquier examen, recogió las mochilas, los libros y los trabajos de las alumnas, y los puso a un lado para que las niñas los recogieran después de completar sus exámenes. A continuación, entregó los exámenes. En algún momento durante esta actividad rutinaria, una de las niñas se enojó mucho y comenzó a correr la voz a las demás alumnas de que en su mochila traía un ejemplar del Corán, el libro sagrado islámico. Supuestamente, no estaba de acuerdo con la forma en que su maestra lo había manejado, y acusó a
Leer másEra una típica mañana de domingo para Melissa de cuatro años y su madre, Sandra. Se despertaron, se vistieron para ir a la iglesia Africa Inland Church en Garissa, Kenia, y se unieron al resto de la congregación para el culto y la comunión. Sandra dejó a Melissa en su clase de escuela dominical antes de unirse a los adultos en el santuario. Pero la adoración esa mañana estaba lejos de ser típica. A la mitad del servicio, unos atacantes arrojaron granadas dentro del santuario. La congregación entró en pánico y corrió hacia las salidas en medio del caos y las explosiones, pero se encontraron con ráfagas de armas automáticas mientras intentaban escapar de la carnicería dentro de la iglesia. Melissa y los otros estudiantes de la escuela dominical se acurrucaron en silencio en su aula para tratar de esperar que pasara el ataque.Cuando terminó la violencia, había quince muertos y más de cincuenta heridos. Los miembros del grupo militar islámico Al Shabab reivindicaron la responsabilidad del atentado terrorista,uno de los peores que Keniahabía sufrido en años. La población cristiana de Kenia ha sido blanco de Al Shabab desde que el grupo comenzó su «guerra santa»contra los enemigos del islam
Leer másChet Bitterman llegó sabiendo lo que hacía. Sabía que compartir el evangelio podría ser costoso. Podría costarle todo. Pero con toda disposición partió a Colombia para llevar las Buena Nuevas. «… con frecuencia llego a pensar que quizá Dios me llamará a ser martirizado en Su servicio en Colombia. Estoy dispuesto». Bitterman escribió esas palabras en su diario antes de que él y su esposa, Brenda, llegaran a Colombia. La devoción de Bitterman por su Salvador era clara: «Estoy dispuesto». Cuando los pistoleros entraron a la casa de huéspedes de los Traductores de la Biblia Wycliffe en Bogotá, Colombia, a primera hora de la mañana del 19 de enero de 1981, buscaban al líder de la misión, a un rehén de mayor nivel cuyo cautiverio podría ayudar de alguna manera a su causa. En su lugar encontraron a Chester A. Bitterman III, «Chet» para sus amigos. Al día siguiente, el presidente Ronald Reagan tomó posesión de su cargo y los rehenes estadounidenses abandonaron Irán tras 444 días de cautiverio. Su calvario había terminado, pero el de los Bitterman apenas comenzaba. No llevaban mucho tiempo en Colombia. Tenían todavía por delante su carrera misionera y su trabajo como traductores. Habían asistido
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