La vida de los miembros de la familia Khab cambió dramáticamente cuando pusieron su fe en Cristo. Ya no temían a los dioses y espíritus malignos que otros en su pequeña aldea laosiana trataban de apaciguar, y su nueva libertad era obvia para los otros aldeanos hmong. Pronto, otras dos familias se volvieron a la fe en Cristo. Sin embargo, los líderes de las aldeas estaban nerviosos de que la «religión extranjera» se arraigara entre ellos. Les preocupaba que enojara a sus dioses, causando que las cosechas fallaran o trajeran otras calamidades a la aldea. Después de acordar que tenían que tomar medidas, los líderes exigieron a las tres familias cristianas que renunciaran a su fe. Cuando las familias se negaron, fueron expulsadas de la aldea y obligadas a mudarse a tiendas de campaña en un campo de arroz. Cuando otras tres familias fueron testigos de su fuerte fe, ellos también depositaron su confianza en Cristo, lo cual llevó a la comunidad cristiana en el campo de arroz a un total de seis familias compuestas por treinta y dos individuos. No tienen permitido abandonar el campo a menos que un líder de otra aldea les permita entrar en su aldea.
Leer másTras el golpe militar que ocurrió a principios de este año en Birmania, las autoridades han estado buscando al líder de la iglesia local Maung, tratando de detenerlo por su fiel testimonio cristiano y su liderazgo entre los feligreses. Maung se está mudando de casa en casa ya que teme por su vida y no puede mantener a su esposa y sus dos hijos pequeños. Oremos por que Maung sea fuerte en su fe. Oremos por que se satisfagan las necesidades de su familia y por que su iglesia sea fortalecida. Oremos también por la paz y la estabilidad en Birmania. Haz clic aquí para informarte sobre la persecución de los cristianos en Birmania y saber cómo orar.
Leer másUn hermano cristiano se está enfrentando a dificultades después de dejar el islam para seguir a Cristo. Este hermano llegó a la fe en Cristo hace apenas unas semanas. Después de que su novia se enteró de su nueva fe, lo denunció a su familia musulmana, quienes lo encerraron en una habitación durante más de 24 horas para tratar de obligarlo a retractarse de su fe. El hermano cristiano huyó después de su liberación porque su familia lo amenazó con matarlo, y actualmente se está quedando con otro creyente mientras busca un nuevo hogar. A pesar de la oposición, este hermano cristiano sigue comprometido con Cristo. «Está firme en su compromiso de seguir a Jesús —dijo un trabajador del frente—. Quiere dedicar más tiempo al estudio de la Biblia. Por favor, oren por paz, consuelo y gozo en Cristo». Oremos también por que la familia de este creyente llegue a conocer a Cristo y deje de perseguirlo. Haga clic aquí para conocer más sobre la persecución contra los cristianos en Camerún y saber cómo orar.
Leer másLa red de iglesias caseras de Irán se enfrenta a desafíos como resultado de la difícil economía del país. Con acceso limitado a alimentos y combustible y una escasez de trabajo, los creyentes enfrentan cada vez más dificultades para abrir sus hogares para compartir el evangelio con amigos y familiares o discipular nuevos creyentes. A medida que las perspectivas económicas en Irán siguen siendo sombrías, oremos por que nuestros hermanos iraníes en Cristo sean una fuente de esperanza y luz. Oremos por que tengan acceso a los recursos necesarios para hacer avanzar en el evangelio en medio de los desafíos económicos. Haz clic aquí para informarte sobre la persecución de los cristianos en Irán y saber cómo orar.
Leer másMientras que los cristianos convertidos del islam en Cisjordania y Gaza son amenazados por las autoridades gubernamentales y los grupos extremistas, los cristianos conversos del islam en Israel son a menudo amenazados por los miembros de su familia. Amal, una árabe palestina de Jerusalén, tenía 13 años la primera vez que oyó hablar de Jesucristo, y le tomó dos años más de estudio y reflexión antes de aceptar a Cristo. «Comencé a sentirme perdida de verdad, y llegué a un punto en el que estaba en una encrucijada», dijo Amal. Una noche oró: «Está bien, Dios, quiero preguntarte si eres el Dios del islam. Solo dime que lo eres y usaré el hijab [velo], y haré todas las oraciones que quieras. Pero si eres el Dios de los cristianos, a pesar de que me lleve a ser asesinada, seguiré creyendo en ti». Sabía que había mucho en juego; su maestra en la escuela le había dicho que, según el Corán, los musulmanes que se convierten a otra religión deben ser asesinados. Esa noche, Amal tuvo un sueño. «En mi sueño, me desperté y había mucha luz y no podía mirarla —dijo—. La luz me dijo que empezara a caminar. Cada vez que
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