Cuando Mustafa se enteró de que su hermano menor, Omar, se había convertido al cristianismo después de escuchar el evangelio de boca de un evangelista visitante en su ciudad marroquí, sintió que no tenía más remedio que actuar. Ese día de 2005, tomó la biblia de su hermano, un libro que consideraba falso e impuro, y lo quemó junto con el resto de la literatura cristiana de Omar. Siendo el hijo mayor, expulsó a Omar de la casa familiar; su odio contra los cristianos le impedía compartir la casa con un apóstata. En Marruecos, el islam está entrelazado en todos los aspectos de la vida, y el país está gobernado por un monarca que se cree es un descendiente directo del profeta Mahoma. Mustafa se mantuvo en contacto con Omar, con la esperanza de atraerlo de vuelta al islam. Finalmente, visitó a su hermano y le pidió una biblia; pensó que si podía mostrarle los errores de la Biblia, volvería al islam. Omar con mucho gusto le dio a su hermano mayor una biblia y una pluma, y le sugirió que marcara cada versículo que le pareciera problemático. Luego los hermanos hablaron sobre los versículos que Mustafá destacó, y Mustafá
Leer másAl llorar la pérdida de su padre martirizado en Irán, Rashin le prometió al Señor que seguiría sus pasos. El 3 de diciembre de 1990, la vida de Rashin Soodmand, de 13 años, cambió para siempre. Ese día, se enteró de que el Gobierno iraní había ejecutado a su amado padre por abandonar el islam, una decisión que había tomado a los 17 años. Rashin se había acostumbrado a los repetidos enfrentamientos de su padre con las autoridades islámicas de Irán. Cuando aún era pequeña, se mudó junto con sus padres a la ciudad de Mashad, Irán, donde su padre se había criado como musulmán. En 1980, durante los primeros días de la Revolución Islámica de Irán, sus padres comenzaron una Iglesia en su sótano, y después de enterarse de las reuniones, la policía religiosa arrestó repetidamente a su padre, Hossein Soodmand, y a otros creyentes. A pesar de sufrir tortura física y psicológica durante sus breves períodos en la cárcel, nada impidió que Hossein compartiera a Jesucristo. Si bien la fe audaz de Hossein inevitablemente condujo a la persecución, también ayudó a proteger y, finalmente, a inspirar la fe de Rashin. Ella y sus hermanos eran los únicos cristianos
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