Según el calendario de actividades de Bao y Chi, esperan una gran cosecha pronto en Vietnam. Desde 2000, los dos han viajado por la región central del país compartiendo el evangelio entre grupos tribales que practican una mezcla de culto a los antepasados y budismo. Y hace dos años, a pesar de los repetidos arrestos y otras formas de acoso por parte de la policía, decidieron dedicarse a tiempo completo al ministerio. El matrimonio ahora entrena y discipula a cristianos de diez tribus, visitando cada tribu durante dos o tres días a la vez. «La obra de Dios está aumentando, y hay más tribus con las cuales trabajar», dijo Bao. Los de los grupos tribales generalmente son vistos como ciudadanos de segunda clase en Vietnam, e incluso los obreros cristianos rara vez se acercan a ellos. La mayor parte del trabajo evangélico en el país se centra en aquellos que viven en ciudades más grandes. Bao, Chi y sus dos hijos se mudaron a una aldea entre los H’re en 2004, cultivando la tierra, criando ganado y desarrollando relaciones. Pronto ampliaron su alcance a otras tribus, lo que los obligó a recorrer los caminos fangosos y montañosos en motocicleta para
Leer másAlí era yihadista. Tenía una barba larga, vestía ropa blanca y estaba entrenado para luchar junto a los talibanes en Afganistán. Como musulmán devoto, exhortó a su madre y a sus dos hermanas a ser más religiosas, prohibiéndoles ver la televisión. Sin embargo, uno de los hermanos de Alí se había convertido al cristianismo. «Pensé que había dejado la verdadera religión y, de acuerdo con la ley islámica, merecía estar muerto —dijo Alí—. Le mostraba los versículos del Corán y le decía: “Mira, tienes que creer. Tienes que volver a creer en el islam”. Cada vez que empezábamos a hablar de esto, me decía que Dios me amaba y me hablaba del amor de Dios». Alí pertenecía a una celula islamista que distribuía folletos sobre el ayuno, la vestimenta islámica y la participación en la yihad. Pero en 1992, tras una serie de medidas contra los islamistas, de repente se encontró en la cima de la lista de los más buscados del Gobierno argelino. Sus opciones eran quedarse en casa todo el tiempo o aventurarse y arriesgarse a ser arrestado. Un día, frustrado con su autoimpuesto arresto domiciliario, fue a dar un paseo en autobús y se bajó en una
Leer másCÓMO UNA JOVEN SUPERÓ EL DOLOR DE PERDER A SU PADRE Y PERDONÓ A SUS ASESINOS La noche antes del Domingo de Pascua de 2012, Comfort Jessy se sentó en el patio cerrado de su casa en Nigeria charlando con sus padres, hermanos mayores y algunos vecinos. Alrededor de las 11 de la noche, escucharon explosiones a lo lejos, y menos de sesenta minutos después, los militantes de Boko Haram estaban quemando la iglesia de al lado y golpeando la puerta frente a su casa. La madre de Comfort, Juliana, ayudó a su esposo a esconderse en uno de los dormitorios traseros y lo cubrió con ropa. «Dios, estamos en Tus manos», oró. Varios militantes entraron a registrar la casa mientras otros arrastraron a Juliana al patio, golpeándola con sus armas y burlándose de ella por su fe. «Ustedes, cristianos, dicen que Dios tiene un hijo —le dijeron—. ¡Llama a ese hijo! Hoy es tu último día; tu vida ha terminado». Entonces obligaron a Juliana a arrodillarse. «Dijeron que si no atrapaban a su hombre, la matarían —dijo Comfort—. Mi madre dijo: “Aunque veo tu arma, no te temo”». Uno de los hombres gritó desde el interior de la casa;
Leer másRebekah y su familia subieron al pequeño vehículo que VOM les había dado dos años antes después de que su esposo fuera martirizado por su testimonio cristiano. Al abrigo de la oscuridad, la familia le dio la espalda a su casa y comenzó a conducir por la carretera hacia Kurdistán. Miles de personas habían huido por ese mismo camino, muchos caminando de 10 a 14 horas para escapar de los horrores de la milicia islamista conocida como el Estado Islámico (ISIS). Después de capturar la ciudad de Mosul, Iraq, en junio de 2014, los militantes les dieron a todos los cristianos hasta el 19 de julio para convertirse al islam, pagar un alto impuesto, salir de la ciudad o ser asesinados. Miles optaron por huir, y dejaron todo lo que poseían. En el camino, las familias se encontraban con una barricada tras otra de soldados del ISIS vigilando su territorio recientemente conquistado. Los soldados les robaron todo, les quitaron sus anillos de boda y les rompieron sus pasaportes por la mitad ante los horrorizados ojos de los dueños. En algunos casos, los soldados le ordenaron a la gente que se desnudara, y luego les robaron incluso su ropa. VUELO DESDE
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