Pastor hmong encarcelado en Vietnam agradece a Dios por la persecución
Vietnam
EL PASTOR FUGITIVO DE VIETNAM
Tras dirigir la oración de su congregación de la etnia hmong un domingo por la mañana en el otoño de 2002, el pastor Foom Chao abrió los ojos y se encontró con la alarmante imagen de varios policías vietnamitas que esperaban para detenerlo.
Foom había sido detenido más de 10 veces por llevar biblias a los hmong en las selvas de Vietnam, pero las autoridades nunca habían interrumpido un servicio de la iglesia para detenerlo. Mientras los agentes esposaban a Foom y se lo llevaban le dijeron que esa sería la última vez.
«Ya no te liberaremos», le dijo el agente que lo detuvo.
Foom se dio cuenta de que tal vez no volvería a ver a su mujer y a sus tres hijos, y consideró la posibilidad de que las autoridades pudieran incluso matarlo, así que mientras los agentes lo escoltaban esposado por un camino pedregoso en medio de un río, el pastor se dio la vuelta de repente y corrió hacia las montañas cercanas.
Los policías persiguieron a Foom en la selva, pero lo perdieron en el espeso verde follaje. Cuando el sol comenzó a ponerse, Foom se escondió en silencio en la montaña y oró a Dios.
«La Biblia dice que Tú ayudas a quien amas —oró—. Por favor, si quieres utilizarme en Tu ministerio, ayúdame ya que no tengo otra forma de hacerlo. No tengo a dónde ir. Ayúdame a escapar de esta gente».
A LA FUGA
Foom se escondió en la montaña durante dos noches. Una vez que se sintió seguro para salir, caminó hasta una aldea hmong cercana donde sabía que había una iglesia. Allí encontró a alguien que cortó la cadena de sus esposas, liberando sus brazos.
Esa misma noche, unos cristianos de la aldea lo llevaron a la carretera principal, donde encontró un transporte a Hanoi. Esperaba poder explicar su situación y obtener ayuda del líder de su denominación.
Vietnam tiene una población de 96 millones de habitantes y es predominantemente budista, pero hay casi 10 millones de cristianos. Aproximadamente 400,000 de los cristianos son hmong, y el número está creciendo. Los dirigentes comunistas del país consideran desde hace tiempo que el cristianismo es un instrumento de propaganda estadounidense.
De camino a Hanoi, Foom pasó por varios controles policiales en los que los agentes registraron los vehículos en busca de un hombre esposado. Las mangas de la chaqueta de Foom ocultaban los brazaletes aún cerrados en sus muñecas.
Tras llegar a Hanoi, Foom encontró la oficina de su iglesia y se reunió con el presidente. Le mostró sus esposas, compartió la historia de su fuga y le pidió ayuda. Pero como la policía ha estado reprimiendo a quienes difunden el cristianismo entre el pueblo hmong, el presidente se mostró reacio a ayudar a un pastor hmong fugitivo.
«Es un problema muy grande —le dijo el presidente—. Lo siento. Eres hmong, así que no podemos ayudarte».
El presidente le consiguió a Foom una habitación de hotel para pasar la noche, pero cuando el empleado del hotel vio el pasaporte de Foom, llamó inmediatamente a la policía, y Foom fue detenido de nuevo.
Cuando Foom llegó a la cárcel, uno de los policías le quitó el cinturón y lo azotaron repetidamente con él. A la mañana siguiente, volvieron a golpearlo antes de interrogarlo. Después de que Foom explicara que su único «delito» era haberse vuelto cristiano y compartir su fe en el norte, la policía de Hanoi llamó a la comisaría del norte y les pidieron que fueran a buscarlo.
Esta vez Foom estaba esposado con los pulgares doblados hacia los brazos. Como no podía usar las manos, los guardias le obligaron a comer de un tazón como un perro.
Finalmente, después de una semana, los guardias le aflojaron las esposas. Todos los días le exigían a Foom que firmara un documento en el que declaraba que el cristianismo es una religión falsa proveniente de Estados Unidos. Pero en cada ocasión se negó a firmar, y debido a ello, pasó otras tres semanas en la cárcel.
FIRME EN JESÚS
Tras un mes de intentos fallidos de persuadir a Foom para que firmara el documento, los agentes perdieron la paciencia. Tomándole de la mano, lo obligaron a colocar su dedo índice en una almohadilla de tinta y a «firmar» el documento en el que negaba a Jesucristo, con su huella dactilar como firma.
A continuación, Foom fue llevado a un patio donde la policía había reunido a 400 cristianos hmong. Acompañaron a su prisionero al frente de la multitud, levantaron el documento y les dijeron a los cristianos que el pastor Foom había rechazado la religión extranjera del cristianismo. Los agentes les ordenaron entonces a la multitud de creyentes hmong que rechazaran a Jesús.
Como sabía que la mayoría de los cristianos hablaban hmong y que la policía no, Foom dijo: «Quiero que sepan que no estoy equivocado, me forzaron a poner mi huella digital. Jesucristo es verdadero, y quiero seguir siendo cristiano. Depende de ustedes si quieren seguir creyendo en Jesús. En cuanto a mí, no lo negaré».
Al ver que los cristianos se ponían en pie y aplaudían al pastor, la policía se dio cuenta de que Foom no había dicho lo que le habían ordenado. Se apresuraron a alejarlo antes de golpearlo de nuevo, pero sabían que no podían hacer nada más con él. Foom fue liberado de la cárcel y se le ordenó no salir nunca de su pueblo.
«Alabo a Dios porque la policía me golpeó y me persiguió —dijo—. Simplemente le doy gracias a Dios por lo que me ocurrió, porque después de la persecución, muchos hmong se hicieron cristianos. También hizo que los líderes de la iglesia se fortalecieran en su fe y les ayuda a seguir sirviendo a Dios».
Foom dijo que ha perdonado a los agentes que lo golpearon y torturaron con las esposas. De hecho, desde su liberación, muchos de ellos han asistido a las celebraciones hmong de Año Nuevo que Foom organiza en su casa cada año. Los agentes siguen llevándole regalos y disculpándose por el modo en que lo trataron.
Desde que salió de la cárcel, Foom ha viajado fuera de su pueblo en numerosas ocasiones para compartir el evangelio, y también supervisa una red de casi setenta iglesias en dos provincias. Mientras que las iglesias pueden operar libre y abiertamente en muchas partes de Vietnam, la mayoría de las iglesias hmong que visita Foom deben funcionar en secreto como iglesias caseras.
«La policía es muy estricta y vigila a los cristianos —dijo—. Tengo que ir en secreto a visitarlos».
En 2018, VOM ayudó a comprar una motocicleta para Foom. También apoyamos la capacitación en evangelismo que imparte en varias aldeas, así como su labor de alentar a otros creyentes que han sufrido persecución y orar por ellos.
Foom espera ser encarcelado de nuevo, pero sabe que si esto ocurre, Dios utilizará la experiencia para hacer crecer su iglesia entre los hmong de Vietnam.