Después de que un pastor fuera asesinado por compartir el evangelio con sus vecinos hindúes, su hermano tomó su lugar para continuar el ministerio. El pastor Harman se llenó de temor al responder a una llamada nocturna a su puerta el 15 de agosto de 2015. Cuando abrió la puerta se encontró con tres naxalitas armados, guerrilleros asociados al Partido Comunista de la India. Y más atrás, alrededor de su casa, había otros 20 militantes armados. Durante sus cuatro visitas anteriores, los guerrilleros le habían advertido tranquilamente al pastor que dejara de compartir el evangelio con los hindúes del pueblo. Pero esta visita fue diferente. Rodeado por hombres armados con AK-47, el pastor fue escoltado fuera de su sencilla casa y hacia la oscuridad de la noche. Como temía por la vida de su marido, la esposa de Harman, Ashna, los siguió, y dejó a sus dos hijos pequeños con su suegra. Los guerrilleros llevaron a Harman a la casa del líder de la aldea y, tras una breve reunión, lo acompañaron hacia un bosque cercano. Uno de los hermanos menores de Harman, Vihaan, quien se había enterado del secuestro por su madre, llegó justo antes de que el grupo
Leer másUNA HIJA TRAICIONADA Ruth estaba hojeando la Biblia en su habitación cuando entró su hermana menor. «¡Mamá, Ruth tiene uno de esos libros que pertenecen a los cristianos!», gritó su hermana mientras salía corriendo de la habitación. Presa del pánico, Ruth metió la Biblia bajo el colchón. La madre y la hermana de Ruth registraron la habitación en busca del libro prohibido, pero de alguna manera lo pasaron por alto aunque voltearon el colchón. «Si encuentro una Biblia, solo Alá podrá salvarte», le advirtió su madre. Ruth vivía en un pueblo musulmán situado en el estado de Adamawa en el norte de Nigeria. Ella y sus hermanos vivían con su madre, mientras su padre mantenía a la familia por medio de trabajar en otro estado. Al igual que el 60% de las niñas musulmanas del norte, Ruth nunca aprendió a leer. A los 19 años, todavía pasaba los días ayudando a su madre en las tareas domésticas. Ruth no tenía una buena opinión de los cristianos. Eran unos infieles, y los que conocía se comportaban de forma inmoral. Sin embargo, un chico cristiano, el hijo de un pastor, siempre inclinaba la cabeza cortésmente y sonreía cuando ella pasaba. Sin embargo,
Leer másUNA HERMANDAD DE DOLOR Y CONSUELO Deborah y Christina perdieron hijos, marido y casa en los ataques de Boko Haram, pero ni siquiera este gran sufrimiento ha hecho tambalear su confianza en la providencia de Dios. Un día, mientras Deborah charlaba con un vecino bajo un árbol de mango, cinco jóvenes se acercaron, bajaron de su vehículo armados con ametralladoras y caminaron decididamente hacia su casa. Sus sobrinas, Palmata, de 9 años, y Kumai, de 7, a quienes había adoptado, comían un bocadillo después de la escuela justo delante de la puerta principal, mientras el marido de Deborah estaba sentado dentro de la casa preparándose para un estudio bíblico esa tarde. Deborah se apresuró a seguirlos hasta su casa, pero uno de los hombres la detuvo en el pasillo. «¡Tienes que tirarte al suelo!», le ordenó con voz áspera. Mientras estaba tumbada boca abajo, el hombre armado le clavó la bota en la parte baja de la espalda. Entonces oyó cuatro disparos en la habitación donde su marido estaba estudiando. Sobrecogida por el terror, Deborah se puso a orar. Ella creía que sería la siguiente. Para su sorpresa, los asesinos la dejaron agachada en el pasillo. Sin embargo, cuando salieron,
Leer másUn año después de haber padecido persecución una octava vez, Jatya de 90 años está preparado para padecerla de nuevo. Jatya comparte con entusiasmo la evidencia de su fiel evangelismo con los visitantes. El frágil y al mismo tiempo enérgico anciano vive en el sur de la India en una aldea densamente poblada con informantes pagados por la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). La RSS, una organización nacional de voluntarios con más de 5 millones de miembros intimida e incluso obliga a los cristianos para hacerlos volver a sus «raíces hindúes» nacionales. Una de las posesiones más apreciadas de Jatya es un paquete color manila lleno de fotografías y artículos de periódicos que relatan las 8 veces en que ha sido golpeado por compartir el evangelio en su aldea. Todo comenzó en 1992 cuando Jatya se rehusó a firmar un documento para comprometerse a dejar de evangelizar. Los agentes de policía respondieron a la terquedad de Jatya rompiéndole todos los dedos. Tres años más tarde, los radicales hindúes lo golpearon y lo arrastraron a la estación de policía donde pasó una semana en la cárcel. Y las cicatrices en el brazo izquierdo y la mano de Jatya son recordatorios constantes de
Leer másApenas 10 días después de que Narendra Modi se convirtiera en el primer ministro de la India, Pratik y su familia fueron atacados por los nacionalistas hindúes. Para llegar a la casa de Pratik se requiere recorrer un estrecho camino de tierra lleno de baches a través de un bosque de árboles de café iluminados por el sol. El camino que serpentea a través de la plantación de café de 10 acres, de repente da un brusco giro a la derecha antes de bajar por una colina empinada. Al pie de la colina, lejos de todos los demás, se encuentra la pequeña casa de su familia. En otra parte del mundo, la casa podría sentirse como un escondite tranquilo. Sin embargo, en el sur de la India, Pratik y su familia se sienten atrapados. Se han sentido así desde el 4 de junio de 2014 cuando unos 30 miembros de la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) irrumpieron en su casa, obligaron a Pratik, a su esposa, Dharmi, y a la mayor de sus dos hijas adolescentes a subirse en unas SUV para llevarlos al templo hindú más cercano para ser «reconvertidos» al hinduismo. Su hija menor logró escapar de los nacionalistas
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