Un año después de haber padecido persecución una octava vez, Jatya de 90 años está preparado para padecerla de nuevo. Jatya comparte con entusiasmo la evidencia de su fiel evangelismo con los visitantes. El frágil y al mismo tiempo enérgico anciano vive en el sur de la India en una aldea densamente poblada con informantes pagados por la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). La RSS, una organización nacional de voluntarios con más de 5 millones de miembros intimida e incluso obliga a los cristianos para hacerlos volver a sus «raíces hindúes» nacionales. Una de las posesiones más apreciadas de Jatya es un paquete color manila lleno de fotografías y artículos de periódicos que relatan las 8 veces en que ha sido golpeado por compartir el evangelio en su aldea. Todo comenzó en 1992 cuando Jatya se rehusó a firmar un documento para comprometerse a dejar de evangelizar. Los agentes de policía respondieron a la terquedad de Jatya rompiéndole todos los dedos. Tres años más tarde, los radicales hindúes lo golpearon y lo arrastraron a la estación de policía donde pasó una semana en la cárcel. Y las cicatrices en el brazo izquierdo y la mano de Jatya son recordatorios constantes de
Leer más«¡No, usted no le puede hablar a los demás sobre el cristianismo! —lo regaño la maestra—. No puede estar haciendo esto porque el cristianismo es una religión estadounidense y es una religión muy mala». Las duras palabras de la maestra de bachillerato no sorprendieron ni desanimaron al joven Hanh. Desde que vio cómo el evangelio había cambiado a su padre alcohólico, había querido seguir a Cristo y hablarles a otros acerca de Él. Pero ser cristiano y compartir tu fe en el comunista Vietnam no está exento de consecuencias. Compartir a Cristo es ilegal, y Hanh lo sabía. Los que evangelizan son duramente reprendidos. Algunos han sido multados o expulsados de la escuela, mientras que otros han sido golpeados, encarcelados y desalojados de sus aldeas. Hanh es uno de varias docenas de jóvenes vietnamitas cristianos que están realizando un estudio bíblico sobre la vida de Cristo. El grupo comenzó a reunirse dos días a la semana para repasar la serie de seis libros, pero su hambre por aprender era tan grande que decidieron reunirse todas las noches. Al ser confrontado por su enojada maestra en el bachillerato, Hanh consideró su respuesta en oración. «Dejaré de seguir a Cristo si puede
Leer másCuando el oficial de seguridad del aeropuerto me dio una palmada en el hombro (Petr) y me hizo un gesto para que lo siguiera, no pensé mucho en ello. Era el 10 de diciembre de 2015, y me dirigía a casa después de pasar cuatro días en Sudán en reuniones con cristianos para evaluar cómo VOM podría ayudar a la iglesia allá. Con mi tarjeta de embarque en la mano supuse que simplemente se me someterían a un control de seguridad adicional en el aeropuerto de Jartum. Todo parecía de rutina hasta que el oficial extendió varias fotografías ante mí en una mesa. Miré con asombro las fotografías que me tomaron fuera de mi hotel y otras fotos mías en un restaurante donde había compartido una comida con un pastor sudanés. Claramente, había estado bajo vigilancia por la policía sudanesa desde que entré al país. Miré nerviosamente mi reloj. Mi avión estaba a punto de despegar y yo no estaría en él. En cambio, estaba siendo acusado falsamente de múltiples delitos, incluido el de espionaje y el de entrar a Sudán ilegalmente. PREPARADO PARA EL SUFRIMIENTO Cuando era adolescente, mi padre me entregó un libro un día y simplemente me
Leer másWalter era un nuevo creyente, y estaba asustado. La mayoría de la gente de su aldea pensaba que cualquiera que dejara el hinduismo estaba rechazando la cultura india, por lo que los cristianos eran muy criticados por sus vecinos. Aunque Walter era reacio a hablar de su fe, admiraba la valentía de su pastor. Finalmente, decidió visitar una aldea vecina con el pastor Joseph. Cuando una familia hindú les pidió que oraran por un miembro enfermo de la familia, entraron con gusto en su casa. Pero al salir, unos cincuenta hombres los estaban esperando. La multitud comenzó a darles una paliza y a golpear su vehículo con palos. Saquearon su vehículo y arrastraron a los cristianos a la estación de policía donde fueron encarcelados. El pastor Joseph perdió cuatro dientes en la paliza, y Walter estaba cubierto de moretones. Pero el pastor no se inmutó. Mientras estaba encogido en el suelo de tierra de la celda, todavía con dolor por la golpiza, no podía dejar de hablar de Jesús con los otros prisioneros de la celda. Walter vio como tres de sus compañeros de celda le entregaron su vida a Cristo. De repente, algo dentro de él se desbordó. Se
Leer másMientras Rebekah estaba parada en una colina a las afueras de su aldea nigeriana un día caluroso de 2014, no pudo hacer nada más que ver cómo su casa y su iglesia se quemaban hasta los cimientos. Ella y sus vecinos quedaron devastados al ver su aldea en llamas e impotentes para defenderse de los militantes de Boko Haram fuertemente armados que habían causado la destrucción. Pero para Rebekah eso no fue lo peor; más tarde se enteró de que su esposo y uno de sus hijos habían muerto en el ataque. Siete meses después de que la vida de Rebekah fuera tan radicalmente alterada por el ataque islamista, fuerzas militares nigerianas expulsaron a Boko Haram de la región. Aunque la destrucción fue generalizada, las autoridades gubernamentales permitieron que Rebekah y los otros aldeanos regresaran a los restos carbonizados de sus hogares para reclamar lo que quedaba. Mientras revisaba con cuidado entre las cenizas, el corazón de Rebekah se llenó de esperanza al descubrir su quemada, pero aún utilizable, Biblia. Se inclinó, la recogió cuidadosamente y le sacudió las cenizas. «Gracias, Señor», suspiró. Aunque partes de Génesis y Apocalipsis estaban quemadas, el resto de su Biblia sobrevivió intacta. Mientras continuaba
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