Simón y Sara despertaron por los gritos y golpes en la puerta a las 4 de la mañana. Los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con botas de goma negras y trajes militares verde olivo sacaron a la pareja de su casa bajo una lluvia torrencial y los obligaron a subirse a las motocicletas. Conforme Simón y Sara se aferraban a los vehículos, sintiendo la bofetada de la lluvia en la cara y las salpicaduras del barro en las piernas, se preguntaban si los estarían llevando a la muerte. Al pequeño pueblo selvático de la Colombia rural donde viven Simón, Sara y sus cinco hijos solo es posible llegar por medio de cruzar algún cuerpo de agua. Las casas están dispersas a lo largo de una red de ríos, y la única forma de llegar a ellas es en lancha. Los colombianos que viven en esta zona remota se ganan la vida con la agricultura.. Simón y su familia se habían trasladado a la zona cuatro años antes para compartir el evangelio con quienes vivían en la aislada «zona roja», un área controlada por la guerrilla y no por el gobierno federal. Él y otro pastor trabajan
Leer másLa ciudad de Belén, en Cisjordania, colinda con Jerusalén, pero las ciudades están separadas por un enorme muro diseñado para proteger contra ataques terroristas. Belén y el resto de Cisjordania están gobernadas parcialmente por la Autoridad Palestina, mientras que Israel controla los caminos y los asentamientos israelíes. La persecución de los cristianos convertidos en Cisjordania proviene tanto de miembros de la familia como, a veces, de la Autoridad Palestina. Saif, un cristiano converso del islam quien vive en el área metropolitana de Belén fue encarcelado por la Autoridad Palestina debido a su fe. Llegó a conocer a Jesús a través de un grupo de judíos mesiánicos en 2004, después de estudiar la Biblia durante cuatro años y compararla con el Corán. Tenía 34 años, estaba casado y tenía cinco hijos. La esposa de Saif se resistió al evangelio y pensó en dejarlo después de su conversión. Pero Saif le aclaró sus prioridades. «Tú eliges —le dijo—. Estoy dispuesto a dejar la casa por ti, pero no puedo volver al islam». La nueva fe de Saif fue probada aún más dos días después de ser bautizado. «Jesucristo se me apareció y me dijo que quería que evangelizara en su nombre», dijo.
Leer másOnnab estaba junto a los restos carbonizados de su casa. Un avión de la fuerza aérea sudanesa acababa de sobrevolar su aldea y lanzó una bomba que detonó cerca de su casa, destruyendo el suministro de alimentos de su familia y todas sus pertenencias. «Gracias a Dios, mis hijos no estaban en casa», dijo, agradecida por tenerlos a salvo. Pero la pérdida del hogar terrenal y las posesiones de Onnab finalmente la llevó al mayor regalo eterno. Onnab, una musulmana que vivía en los montes Nuba de Sudán, había oído hablar de Jesucristo e incluso visitó una iglesia en su pueblo. Pero cuando su esposo y su familia se enteraron de que se había reunido con «infieles», se enfurecieron e insistieron en que nunca más visitara una iglesia cristiana. «Intenté varias veces cambiar al cristianismo —dijo Onnab—, pero no era fácil para mí». Si su esposo incluso escuchaba que Onnab había asistido a la iglesia o hablado con otros cristianos, la golpeaba. Aún así, su hambre por Cristo se mantuvo. Apenas dos meses antes de que su casa fuera bombardeada, su esposo la abandonó a ella y a sus hijos. Después de que la casa de Onnab fuera destruida en
Leer másLa tarde del 20 de agosto de 2014, Abu Fadi recibió una llamada urgente de su madre. «Abu, ven por mí», clamó desde la ciudad iraquí de Mosul. Antes de que él pudiera responder, un combatiente del Estado Islámico (ISIS) le arrebató el teléfono a la señora y le pidió a Abu que confirmara que era su hijo. —Sí, soy su hijo —respondió Abu—. ¿Cuál es el problema? —Hoy ven y llévate a tu madre y a tu hermana —dijo el combatiente—. Si no vienes hoy, las echaremos a la calle. O son musulmanas o las dejamos en la calle. Simplemente ven y llévatelas. El combatiente de ISIS tomó todo el dinero y las pertenencias de la familia, cerró su casa y pintó la letra árabe «N» en la casa que indica nassarah o ‘cristiano’. Como Abu sabía que no podía entrar en Mosul como cristiano, le pidió a un amigo musulmán que trajera a su anciana madre y a su hermana, ambas en sillas de ruedas, a su ciudad cercana, que recientemente había quedado bajo el control de ISIS. Una vez allí, las dos mujeres se reunieron con Abu y su esposa y viajaron hacia Bashiqa en el norte.
Leer másKeo no se sorprendió por la decisión de los líderes de la aldea. De alguna manera, lo esperaba. Keo, su esposa y sus cinco hijos se hicieron cristianos en el comunista Laos en 2011, y se les han negado las necesidades básicas desde entonces. Los líderes de la aldea incluso les impidieron acceder al sistema público de agua. Laos es una zona volátil para los cristianos, ya que el evangelio ofende a las prácticas espirituales tradicionales y animistas del país. La conversión al cristianismo es vista como un rechazo de la familia y la tradición; se cree que enfurece a los espíritus vinculados a la adoración de ancestros e ídolos. Los cristianos a menudo son acosados y desalojados de sus hogares y aldeas. Se les niegan oportunidades de educación y trabajo, y a veces son arrestados y obligados a negar su fe. A pesar de las dificultades, Keo y su familia se niegan a abandonar a Cristo. «Sabía que convertirme en cristiano sería difícil y que tendría persecución», dijo Keo. CONVENCIDOS DEL PODER DE DIOS Keo y su familia se convirtieron en creyentes después de presenciar el poder de la oración. El hijo de Keo, Khamphuy, de 12 años en
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