El «Pablo» pakistaní antes golpeaba a los cristianos, y ahora él es el golpeado
Pakistán
EL GOLPEADOR SE CONVIERTE EN EL GOLPEADO
Paulus no tenía idea de que las palabras del hombre al que estaba golpeando serían proféticas.
Siendo un musulmán devoto que trabajaba en la policía, se esforzaba por predicar el islam entre la comunidad cristiana minoritaria de Pakistán, incluso golpeando a muchos cristianos en un esfuerzo por obligarlos a convertirse en musulmanes.
Entonces, un día, Paulus conoció a un pastor en un parque. Habló del islam con él y trató de persuadirlo para que aceptara lo que él consideraba era la única religión verdadera. Pero como seguidor comprometido de Jesucristo, el pastor le dijo a Paulus que no podía convertirse en musulmán.
Así que, apegándose a la práctica estándar, Paulus lo atacó violentamente. Entre los dolorosos golpes a la cabeza, el pastor hizo contacto visual con Paulus y le dijo: «Estoy siendo golpeado por causa de Jesucristo, y un día tú también lo serás».
Aunque las palabras del hombre dejaron una impresión en él, Paulus no entendería lo que significaban hasta años después.
CONOCER A JESÚS
La lectura era una gran pasión de Paulus, y un día mientras veía qué había en su librería local, con curiosidad tomó y compró un libro viejo. Más tarde, cuando comenzó a leer el libro, se dio cuenta de que estaba sosteniendo una biblia. Con repulsión, la echó a un lado, con la intención de devolverla a la tienda.
Pero Paulus no podía sacudirse la sensación de paz que lo había dominado mientras leía la Biblia. Así que cuatro días después, la tomó de nuevo. Sin embargo, cada vez que la tomaba y comenzaba a leer, resurgían las falsas ideas que siempre había escuchado sobre el cristianismo y resolvía deshacerse del libro. Después de repetir este ciclo durante varios meses, su resistencia se desmoronó y decidió averiguar más sobre el Jesús de la Biblia.
Cuando escuchó a dos hombres cristianos hablar en un autobús un día, vio su oportunidad. Después de pedirles a los hombres que le contaran sobre Jesús, Paulus fue llevado a su pastor, quien le aconsejó que fuera a una habitación tranquila a solas y que le pidiera al dios del islam que se manifestara. Después, le sugirió el pastor, debería pedirle al Dios de la Biblia que se manifestara.
Paulus decidió seguir las instrucciones poco ortodoxas del pastor. Así que clamó al dios del islam y, como era de esperarse, no hubo respuesta. Sin embargo, cuando se dirigió a Dios, para su gran asombro, tuvo la visión de un hombre vestido de blanco que le dijo: «Hijo, sígueme y deja de perseguir a mi pueblo».
Paulus regresó de inmediato a donde estaba el pastor y le dijo que había puesto su fe en Jesucristo. Fue bautizado en 2001, abandonando el nombre musulmán que había recibido al nacer en favor del nombre Paulus. Y, al igual que el apóstol Pablo, quien se llamaba igual que él, experimentó muchas palizas y dificultades debido a su fe en Cristo. «Sin embargo, sin importar lo que me pase —dijo—, siempre seguiré a Jesús mi Salvador».
GOLPEADO POR JESUCRISTO
Las palabras del pastor al que había golpeado muchos años antes pronto se cumplieron. Cuando los familiares de Paulus escucharon la noticia de su conversión se sintieron extremadamente infelices; su padre incluso lo golpeó cuando lo descubrió orando. «Padre, a quien estoy clamando, ¡es también tu Padre!», le dijo Paulus.
Pero su padre, junto con algunos otros líderes religiosos, lo encerró en una habitación y continuó golpeándolo periódicamente. Luego, después de varios meses, uno de los primos de Paulus lo ayudó a escapar. Y cuando un gran terremoto golpeó la zona en 2005, destruyendo el edificio donde Paulus había estado retenido, su familia supuso que había muerto.
Cuando Paulus huyó de la zona y de la hostilidad de su familia, tuvo un accidente automovilístico que requirió hospitalización. Mientras estaba en el hospital, conoció a una mujer cristiana llamada Marriam que más tarde se convertiría en su esposa. Aunque Paulus había estado casado antes, su esposa musulmana lo abandonó cuando él se convirtió al cristianismo. Sin embargo, se había mantenido en contacto con el hijo que había tenido en el primer matrimonio, compartiendo en silencio el evangelio con él. Finalmente, su hijo llegó a la fe en Cristo y le dijo a Paulus que quería irse a vivir con él. Pero cuando los familiares del niño se enteraron, prefirieron matarlo envenenado en lugar de dejarlo vivir con un «infiel».
La persecución de su familia no terminó con el asesinato de su hijo. Después de enterarse dónde vivían Paulus y su nueva esposa, a menudo iban a golpearlo. En una ocasión, un familiar lo golpeó tan fuerte que dejó caer a su hija de 3 meses, Sara, dañándole permanentemente el ojo izquierdo.
A pesar de todo, se mantuvo firme en la fe. «Después de aceptar a Jesucristo, nunca miró hacia atrás —dijo Marriam—. Siempre predicaba la Palabra y servía al Señor».
Iglesias de todo Pakistán le pedían con frecuencia a Paulus que compartiera su testimonio de conversión de ser un musulmán que odiaba a los cristianos a un seguidor de Jesús que amaba a Cristo. Y con gusto y sin temor compartía lo que Dios había hecho por él.
En 2016, unos familiares de Paulus lo golpearon de nuevo, y le causaron lesiones que finalmente lo llevaron a su muerte. Mientras estaba siendo tratado en el hospital por las heridas sufridas en la golpiza, desarrolló una infección que se volvió séptica. El hospital, sin embargo, atribuyó su muerte a un ataque al corazón, presumiblemente eludiendo la responsabilidad de la infección séptica.
Marriam y su hija han tenido dificultades desde la muerte de Paulus. En enero de 2019, dos pastores apoyados por VOM le pidieron a VOM que la ayudaran, y VOM ayudó a proporcionarle gastos de manutención, cuotas escolares y tratamiento médico para el ojo de Sara. Aunque los médicos no pudieron restaurar la visión de su ojo, un ojo de cristal le ha dado un gran impulso de confianza. Además, VOM le proporcionó a Marriam un mototaxi que le permitiría poner un pequeño negocio de taxis.
«Después de la muerte de mi esposo, yo continúo sirviendo al Señor —dijo Marriam—. Aunque tengo muchas dificultades, me encanta servirlo». Dijo que se siente llamada a continuar el trabajo de Paulus compartiendo su testimonio y la Palabra de Dios con grupos de mujeres.