Cuando Duang Ma Nee conoció a Cristo a los 23 años, su vida era un desastre. “Estaba bebiendo mucho y me embriagaba muchas veces — dijo—. Siempre coqueteaba con mujeres”. Pero varios de sus parientes habían puesto su fe en Cristo, y Duang notó que sus vidas habían mejorado. Así que cuando su cuñado compartió el Evangelio con él en 2004, Duang puso su fe en Cristo. Después de hacerse cristiano, Duang, que enseñaba en una escuela en una ciudad de Laos, dejó de embriagarse con miembros de la junta de educación. Y cuando los miembros de la junta se enteraron de que se había unido a una iglesia local, algunos de ellos lo confrontaron sobre su cambio de comportamiento. “Me citaron en la oficina —dijo Duang—. Me pidieron que dejara mi fe. Me dijeron que iba por el camino equivocado”. La junta amenazó con reubicar a Duang en otra escuela en una parte pobre y rural del distrito escolar si persistía en seguir a Jesús. Pero Duang se negó a dejar a Cristo, así que firmó documentos reconociendo que era su decisión ser transferido. Una nueva forma de vida Transitar por el difícil camino hacia su nuevo hogar y

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Categorías: Historia, Oración