Aaron y Khalil Hassan son dos hermanos que huyeron a Líbano después de que el autoproclamado Estado Islámico (EI) los expulsara de su granja de albaricoques en 2013. Mientras estaban en Líbano, los hermanos oyeron el evangelio y pusieron su fe en Cristo. Cuando regresaron a Siria, encontraron sus granjas saqueadas; el Estado Islámico había talado todos los albaricoques y los había usado como leña. VOM los ayudó a replantar su huerto, pero ellos y otros cristianos en Siria informan que la vida sigue siendo difícil: «Las necesidades básicas de la vida son escasas y terriblemente caras si se pueden encontrar», dijo un obrero de primera línea. Y añade que el hurto y el robo también son problemas importantes y que las familias cristianas permanecen alertas a los extremistas musulmanes: «La situación está mejorando en este sentido, pero debido al creciente caos en seguridad, todavía están expuestos a los extremistas, aunque sea menos que durante la guerra —dijo el obrero de primera línea—. La amenaza de los militantes islámicos permanece». Haz clic aquí para conocer más sobre la persecución contra los cristianos en Siria y saber cómo orar.
Leer másA finales de febrero de 2015, combatientes del autoproclamado Estado Islámico avanzaron en una región históricamente cristiana en el noreste de Siria, y expulsaron a los cristianos de una docena de aldeas. Raman, un cristiano asirio, y el resto de las 130 familias de su aldea sabían que el ataque se avecinaba. Durante la primera parte de la guerra, el área había estado bajo control kurdo. A medida que avanzaba la guerra, el Estado Islámico avanzó y estableció un campamento a solo dos millas o tres kilómetros de la aldea. Ambas partes buscaban la ubicación estratégica de la aldea ubicada en la cima de una montaña. Durante varias semanas antes, los combatientes del Estado Islámico habían estado comprando verduras en el pueblo semanalmente. Los yihadistas les advirtieron a los aldeanos que se fueran ya que habría una batalla. Los hombres enviaron a sus esposas e hijos lejos para su protección, y se prepararon para defender el pueblo. Luego, un viernes por la mañana, unos soldados del Estado Islámico aparecieron en la histórica iglesia asiria que había estado en pie durante siglos. Les dijeron a los cristianos: «Somos una nación islámica. Remuevan la cruz de su iglesia». Al día siguiente, regresaron
Leer másDesde 2011, grupos islamistas como el Estado Islámico (ISIS) y el Frente Al Nusra han estado luchando contra las fuerzas del gobierno sirio por el control del país. Las aldeas cristianas han sido invadidas y los líderes de la iglesia, expulsados, dejando a los cristianos sin pastor. A un líder de la iglesia que fue secuestrado y tomado como rehén por los militantes, sus captores le mesaron la barba. Algunos pagan el precio máximo. A pesar de estos horrores y la posibilidad de repetidos ataques, algunos cristianos han optado por regresar a sus aldeas. Lo ven como una oportunidad especial para alcanzar a otros sirios para Cristo y alentar a los creyentes que permanecen en su aldea. EDIFICIOS DESTRUIDOS, CUERPO INQUEBRANTABLE Nuestros obreros de campo recibieron un relato de primera mano de una aldea siria que fue invadida por Al Nusra en 2014. Los militantes entraron en los edificios de la iglesia y destruyeron todo lo que estaba a la vista. Quemaron Biblias, himnarios y libros de oraciones y vandalizaron una pintura de Juan el Bautista en una iglesia. Colocaron sacos de arena en las ventanas, derribaron cruces de los campanarios y usaron las iglesias como posiciones para los francotiradores.
Leer másLa tarde del 20 de agosto de 2014, Abu Fadi recibió una llamada urgente de su madre. «Abu, ven por mí», clamó desde la ciudad iraquí de Mosul. Antes de que él pudiera responder, un combatiente del Estado Islámico (ISIS) le arrebató el teléfono a la señora y le pidió a Abu que confirmara que era su hijo. —Sí, soy su hijo —respondió Abu—. ¿Cuál es el problema? —Hoy ven y llévate a tu madre y a tu hermana —dijo el combatiente—. Si no vienes hoy, las echaremos a la calle. O son musulmanas o las dejamos en la calle. Simplemente ven y llévatelas. El combatiente de ISIS tomó todo el dinero y las pertenencias de la familia, cerró su casa y pintó la letra árabe «N» en la casa que indica nassarah o ‘cristiano’. Como Abu sabía que no podía entrar en Mosul como cristiano, le pidió a un amigo musulmán que trajera a su anciana madre y a su hermana, ambas en sillas de ruedas, a su ciudad cercana, que recientemente había quedado bajo el control de ISIS. Una vez allí, las dos mujeres se reunieron con Abu y su esposa y viajaron hacia Bashiqa en el norte.
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