Historias de mártires cristianos: Redoy Roy
Bangladés
Su propósito era llevar a Cristo a tantas personas como pudiera para indicarles el camino del Salvador. No importaba el peligro. Dios lo había llamado a este trabajo, y lo seguiría hasta el final. Así que, empacó sus pertenencias y comenzó a trabajar en un ministerio de alcance con la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo en su Bangladés natal.
Redoy Roy subió rápidamente las escaleras hasta su casa a la última hora de la tarde del 23 de abril de 2003 después de bajarse de la calesa que lo transportaba. Había sido una velada maravillosa en la que habían proyectado la película JESÚS a casi doscientos aldeanos. Le encantaba observar al público y las bellas expresiones de fascinación y esperanza que aparecían en sus rostros. Y quedó aún más contento cuando la película terminó y algunos de los asistentes decidieron seguir a este Jesús, su recién descubierto Amigo y Salvador.
Roy giró el picaporte, empujó la puerta de su casa alquilada y se abrió paso en la oscuridad, Antes de que pudiera alcanzar el interruptor de la luz recibió un golpe en la cara y cayó al suelo. Un grupo de musulmanes radicales enfadados lo tomaron y lo arrastraron hasta su cama. Un par más lo sujetaron mientras le ataban las manos y los pies a los postes de la cama. Roy gritó de dolor cuando los hombres le golpearon repetidamente. Después siguieron los cuchillos. Pronunció una última oración y partió de esta tierra para pasar la eternidad con su Salvador.
Los vecinos que oyeron los gritos llamaron a la policía, la cual se dirigió rápidamente al lugar de los hechos. La policía estaba dispuesta a realizar una detención, por lo que arrestó a los dos cristianos de la casa donde se había proyectado la película esa noche, así como al conductor de la calesa que había transportado a Roy a su casa después de la proyección. Ninguno de ellos tuvo nada que ver con el asesinato. Pero, ante los ojos de la policía, mostraba «avances» en la investigación. El asesinato no sorprendió a otros cristianos de la zona, ya que en varias ocasiones Roy había recibido amenazas y le habían dicho que dejara de proyectar la película de JESÚS, pero él se negó a parar. Estaba dispuesto a pagar el precio de utilizar esta herramienta para llegar a la gente con el mensaje del evangelio.
Los cristianos podrían haberse enfadado con la policía y los asesinos, pero Dios utilizó la persecución para fortalecer su fe. Al igual que Redoy Roy decidieron ser fieles al llamado de Cristo sin importar el precio. El ministerio creció enormemente. Muchos musulmanes se enteraron del caso y les dio curiosidad ver la película por la que esta víctima de asesinato había dado su vida. Querían saber más sobre Jesús y sobre cómo seguirlo. Dios utilizó el ataque para difundir su Palabra.
Roy y sus colaboradores no oraron para que la persecución desapareciera. Oraron para que Dios los encontrara fieles. Roy pasó la prueba definitiva. Y a través de su ejemplo, otros se comprometieron a hacer lo mismo.
«Pues me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,
y a éste crucificado»
(1 Corintios 2:2)