Musulmán fulani convertido prepara a nuevos creyentes para la persecución
Nigeria
A pesar de ser amenazado de muerte y de ser repudiado por miembros de su familia, Dawo estaba decidido a compartir el evangelio con el pueblo fulani. Y su determinación no ha vacilado desde que perdió a su hermano.
El día después de que el primo de Dawo le quemó su Biblia y lo echó de la casa, veinte jóvenes rodearon al nuevo creyente, lo tiraron al suelo y le ataron las manos y los pies con una cuerda. Cuando puso su fe en Cristo tres días antes, no podía haber imaginado que lo que estaba a punto de soportar cambiaría tantas cosas para tantos.
Como miembro del pueblo fulani se suponía que Dawo era, y seguiría siendo, musulmán. Se había mudado a casa de su primo en una gran ciudad en el estado de Bauchi, Nigeria, con la intención de inscribirse en una escuela islámica. Sin embargo, su camino fue radicalmente alterado por una serie de sueños vívidos en los que vio el cielo y se encontró con Jesucristo. Impulsado por los sueños, usó el poco dinero que tenía para comprar una Biblia y aprender más sobre el cristianismo. Lo que descubrió lo llevó a abandonar su religión tradicional fulani para seguir a Cristo.
Movido por la comprensión de que había recibido la salvación, se declaró dispuesto a morir por Jesús. Comprendió que su nueva fe causaría problemas entre el 99% de los musulmanes fulanis, pero no esperaba que llegara tan pronto.
Los jóvenes que ataron a Dawo de pies y manos temían que pudiera alejar a otros del islam. Por lo tanto, decidieron eliminar la amenaza.
«No tengo miedo de morir ahora mismo —les dijo Dawo cuando supo de sus intenciones—. Vi a dónde voy; así que, estoy feliz de dejar este cuerpo. Solo córtenme el cuello. Acto final, me voy. Solo me temo que no podrán tener la oportunidad de obtener la salvación que yo tengo».
Una multitud se reunió para ver cómo uno de los hombres que sostenía a Dawo comenzaba a cortarle el costado de la cabeza con un cuchillo. En ese momento, una furgoneta de la policía se detuvo y todos se dispersaron, dejando a Dawo solo, atado y herido.
—¿Qué pasa? —preguntó el oficial.
—Soy cristiano —respondió Dawo—. Acabo de descubrir que estoy perdonado. No he insultado a nadie. No solté nada malo contra nadie, pero quieren matarme.
—Me alegra que hayas encontrado la salvación —contestó el oficial—. Ahora soy el único oficial de policía cristiano en este vehículo. Mi jefe es musulmán. No quiero que averigüe lo que está pasando.
El oficial sacó un poco de su propio dinero y lo puso en el bolsillo de Dawo.
—Déjame desatarte —dijo—. Ahora encuentra una forma de salir de esta ciudad.
Desde ese momento, Dawo ha dedicado su vida a difundir el evangelio entre los musulmanes fulanis y a servir a sus hermanos y hermanas perseguidos. Ha experimentado la alegría de ver a Dios obrar en el corazón de un musulmán, pero también ha experimentado dolor emocional severo y varias pérdidas; incluyendo la pérdida de su hermano.
ALCANZAR UNA CULTURA NÓMADA
Dawo inmediatamente comenzó a usar sus antecedentes fulanis para dar testimonio a los musulmanes, llevando a muchos a Cristo. Como el primer cristiano fulani en su comunidad en experimentar persecución, se siente llamado a compartir el evangelio con sus vecinos musulmanes de uno en uno.
Ha pasado años traduciendo Biblias al fulfulde para los fulanis, y trabaja regularmente para desarrollar relaciones con sus a veces desconfiados vecinos. Los fulanis son ganaderos y agricultores seminómadas que viven en asentamientos temporales, y son muy protectores de su ganado. Durante la temporada de cosecha, las familias viven en pequeñas cabañas en complejos de aldeas. Durante la estación seca, los hombres dejan a sus familias, y llevan sus rebaños a mejores zonas de pastoreo.
Aunque los fulanis son musulmanes devotos, a veces se dedican a la adivinación y a diversas prácticas animistas. También atacan brutalmente a los cristianos por varias razones. A menudo, es porque perciben a los cristianos como infieles, pero a veces es, simplemente, porque quieren las tierras de los cristianos para su ganado. Además, cuando una vaca se lastima, comúnmente culpan a alguien fuera de su tribu.
En 2015, Dawo se asoció con VOM para ayudar a proporcionar asistencia práctica y espiritual a los nuevos creyentes fulanis que se enfrentan a la persecución. Desde entonces, el evangelio se ha extendido rápidamente entre los fulanis, debido en parte a sus actividades ministeriales. Más de 800 personas, incluidos 400 del clan de Dawo, han aceptado a Cristo, uniéndose a la muy pequeña minoría de cristianos conversos fulanis de Nigeria.
Muchos han venido a Cristo a través de la película JESÚS. Dawo toma un reproductor de DVD alimentado por baterías y busca grupos de musulmanes fulanis, a veces de hasta veinte personas, para ver la película con ellos. Él y otros también comparten el evangelio a través de audio-Biblias de MegaVoice proporcionadas por VOM.
«Ellos oyen la Palabra, y dicen: “¿Realmente Cristo dijo eso? Quiero saber más”», dijo Dawo.
Otros vienen a Cristo después de ser servidos por los cristianos. Cuando Dawo y otros creyentes perciben que hay tensión entre las tribus, responden con amor en forma de alimentos y mantas.
«Si son musulmanes, no conocen un amor como este; por lo cual, algunos de ellos vienen a Cristo a través de esto», dijo.
UNA IGLESIA AUDAZ
Una vez que las personas del pueblo fulani llegan a conocer a Cristo, a menudo se dedican por completo a vivir, e incluso a morir, por Él. Ellos entienden, y esperan, que serán perseguidos. Con la guía de Dawo, aprenden cómo deben responder como cristianos.
«Quieren que todos sepan: “Puedes dejar este cuerpo en cualquier momento, así que vive la vida [como] si en el siguiente segundo fueras a dejar este cuerpo —dijo Dawo sobre los cristianos fulani con los que ha trabajado—. En todo lo que hagas, ama a tu prójimo como a ti mismo, e incluso a aquellos que vienen a matarte, trata de amarlos más de lo que te amas a ti mismo”. Esas son las enseñanzas que les están tratando de transmitir a sus hijos todos los días».
«La mayoría de ellos dicen: “Mira, no solo quiero disfrutar de la salvación; quiero que mi familia conozca a Cristo”», dijo Dawo.
Los musulmanes que vienen a Cristo, en general, se enfocan en compartir el evangelio con los miembros de la familia primero, y prefieren construir una relación durante al menos un mes antes de hablar sobre Cristo con alguien fuera de su familia.
Si bien criar ganado y adherirse a una vida islámica estricta eran antes sus principales preocupaciones, su único interés como cristianos es hacer avanzar el evangelio.
Su devoción por Cristo ha atraído persecución continua. Las comunidades cristianas en la red de Dawo son atacadas unas cinco veces al año, y algunas incluso han tenido que esconderse. A un hombre le incendiaron la casa, y sus dos hijos fueron secuestrados por militantes fulanis.
«Creen que tienen que enfrentar estas cosas, y creen que quieren tener un hogar mejor después de dejar este cuerpo —dijo Dawo—. Siempre están alabando a Dios en medio de esto, y tratando de ser felices. Si vas a la comunidad, la lección principal que les están enseñando a sus hijos es: “Tienes que tratar siempre de amar a los que te odian”».
Dawo vive esa lección, incluso cuando la persecución de nuevo se volvió muy personal y dolorosa.
PERDER A UN HERMANO
El 4 de septiembre de 2015, musulmanes fulanis hicieron una redada en una aldea cristiana donde el hermano menor de Dawo, Sa’idu, de 28 años, vivía con su esposa y sus cuatro hijos. Los gritos y los disparos alertaron a la mayoría de los aldeanos del ataque, permitiéndoles huir a las montañas. Pero Sa’idu se detuvo cuando escuchó a la hija de 8 años de un vecino pidiendo ayuda. Sa’idu, quien dirigía una comunidad de creyentes fulanis en la aldea, se apresuró a salvar a la niña, pero fue atrapado por los atacantes y decapitado con un machete.
Ningún otro miembro de la comunidad murió en el ataque, pero nunca encontraron a la niña.
Antes de que Sa’idu fuera asesinado, dos líderes de la comunidad escucharon a los ganaderos fulanis decirle: «Simplemente, niega a Cristo. Solo conviértete en musulmán y no te mataremos». Sa’idu respondió diciendo: «Cristo también te ama a ti. Incluso si me golpeas, te perdono».
Dawo extraña a su hermano, pero también ve una fe renovada en Cristo entre sus parientes creyentes.
«La comunidad lo llora, pero al final del día dicen que quieren verlo un día, y les dicen a sus hijos: “¿Quieres verlo de nuevo? Tienes que vivir la vida de Cristo. Tienes que morir por Él y vivir por Él. Así que, no lo niegues; solo mantente en Cristo hasta el fin”. Ahora su meta es: “Quiero ser como él. Quiero vivir como él”».
«Mi consuelo es que mis hijos crezcan en Cristo», le dijo a Dawo.
Después del ataque, los miembros de la comunidad pasaron tres semanas escondidos en las montañas. Con la ayuda de Dawo, VOM proporcionó artículos de socorro como alimentos, mantas y refugio. Desde entonces, la comunidad se ha dividido en cinco campamentos, y se ha reubicado en nuevas áreas dentro del estado de Bauchi, pero todavía se reúnen como una comunidad para estudiar la Biblia y convivir.
Aunque saben que se producirán ataques adicionales, no piensan en irse.
«Ellos piensan que si comienzan a huir de los que los persiguen, ¿cómo conocerán a Cristo? —dijo Dawo—. Quieren vivir una vida por la que esas personas puedan hacerles [preguntas]; quieren vivir en una comunidad donde puedan estar cerca de ellos».
APOYÁNDOLOS
Dawo sirve al pueblo fulani. Dentro de su red de contactos, VOM ha ayudado a distribuir de todo, desde teléfonos celulares y métodos de transporte hasta ropa y mantas, fertilizante y vacas. Además, VOM distribuyó más de 3000 audio-Biblias entre los fulanis, quienes son en su mayoría analfabetos, y tiene planes de distribuir más en los próximos años.
VOM también ha ayudado a sostener a la cuñada de Dawo desde el asesinato de Sa’idu. Dawo dijo que espera que los lectores de La Voz de los Mártires oren por ella y sus cuatro hijos.
«Si puedo decirles que mucha gente está orando por ellos, esto es más que cualquier apoyo que puedan obtener», dijo.
Incluso el proyecto más básico que VOM emprende para los creyentes fulanis es visto como una gran bendición. Un creyente que recibió arroz le dijo a Dawo que esa ayuda significaba todo para él.
«Cuando ven el arroz pasan toda la noche llorando, porque el arroz es el mejor artículo que se puede conseguir —explicó—. Algunos pasan cinco años sin ver siquiera el arroz».
«Cuanto más son perseguidos, más fuertes se están haciendo —dijo Dawo—. De hecho, cuando vieron el apoyo que recibieron de La Voz de los Mártires, fueron animados en su fe, más que nada por saber que otras personas están orando por ellos. Ni siquiera lo sabían. Realmente, realmente los animó».
Dawo dijo que se siente alentado por los creyentes de los Estados Unidos, donde entiende que los cristianos enfrentan muchas tentaciones. Espera que continúen orando por la iglesia perseguida en Nigeria.
«Puedo decirles a los hermanos y hermanas [en los Estados Unidos] que no deben rendirse —dijo—. Realmente quiero ver sus rostros algún día. Tal vez, nunca tenga la oportunidad de ver a alguien que está orando por mí, pero quiero verlos un día después de dejar este cuerpo. Cristo dijo que en Él tenemos felicidad, pero que en el mundo podríamos tener persecución. Siempre debemos aprender que tenemos felicidad en Él. Lo que le diría a [los creyentes de los Estados Unidos] es que deben continuar orando por nosotros. Nosotros también estamos orando por ellos».